Las condiciones estructurales de desigualdad y discriminación ponen en mayor desventaja a las mujeres frente a la infección del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que afecta a 40 mil mexicanas, aseguró Patricia Uribe Zúñiga.

La directora general del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (Censida), dijo que si bien la epidemia del VIH sigue afectando a los hombres, en México afecta a 21 por ciento de las mujeres.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con la población varonil que vive con el padecimiento, el contexto femenino en México refleja de manera clara mayor desigualdad social y económica.

“La pobreza, la violencia, las inequidades de género, la baja escolaridad y la dependencia económica son factores que dificultan y complejizan la situación de las mujeres y el VIH”, destacó en el foro “Avances y Desafíos de la Agenda Política de las Mujeres y VIH”.

Ante funcionarios, académicos y especialistas que acudieron al evento realizado en las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), indicó que el mayor número de casos de mujeres con VIH están en los estados de Chiapas, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Tlaxcala.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, a conmemorarse este miércoles, la titular del Censida puntualizó además que 95 por ciento de las infecciones son por transmisión sexual.

Al citar un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, expuso que 40 por ciento de las mujeres se enteró de su estado serológico porque su esposo, pareja o hijo fueron diagnosticados.

Mientras, 37 por ciento lo supo por la sintomatología, y muy pocas decidieron hacerse la prueba de detección.

Uribe Zúñiga dijo que se trabaja en un protocolo para incorporar todos servicios respecto a cómo atender a las personas “trans”, así como en actividades para disminuir el estigma y la discriminación hacia este grupo, cuya población oscila en 112 mil mujeres en el país.

Sobre el tema, el primer visitador general de la CNDH, Ismael Eslava Pérez, subrayó que la situación de vulnerabilidad condiciona a las mujeres al inicio de una vida sexual a temprana edad, sin educación y acceso limitado a los servicios de salud.

A ello se suman las susceptibilidades biológicas y los obstáculos económicos, sociales y culturales, como la violencia, cuando deciden revelar su diagnóstico, acentuó.

“México sigue siendo, desafortunadamente, un país de asimetrías, donde la desigualdad y la discriminación son caras de un mismo prisma social”, expresó Eslava Pérez, al referir que la situación actual resulta paradójica frente a los avances normativos e institucionales en materia de derechos humanos.

Al respecto, el oficial nacional del Programa de Salud Reproductiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas en México, Javier Domínguez del Olmo, aseveró que es posible acabar con la epidemia del Sida en 2030, “solamente si se parte de una base común”.

Indicó que el trabajo debe hacerse en el marco de los derechos humanos, en particular de los derechos sexuales y reproductivos, e impulsar una amplia respuesta conjunta que abarque leyes y políticas en los sistemas de salud y educación.

Además, advirtió que debe darse mayor prioridad a los jóvenes de 15 a 24 años de edad, y a las mujeres transgénero por el elevado riesgo de adquirir la infección por VIH.

“Si queremos una generación libre de Sida, necesitamos continuar manteniendo la inversión, el compromiso y la innovación que nos permitan cerrar las brechas de desigualdad, exclusión social, estigma y discriminación”, enfatizó Domínguez del Olmo.